Con el buen tiempo guardamos los zapatos de invierno, que acostumbran a llevar algo de tacón (aunque solo sean 3 o 4 cm) y pasamos a usar un calzado mucho más ligero y en ocasiones completamente plano. Sandalias, bailarinas, chanclas o abarcas son habituales en esta época del año, como también lo son las visitas al podólogo…